Me suena esta película: defraudar interesa. Las posibilidades de que te pillen son pocas; las posibilidades de que si te pillan te hagan “cosquillas” de verdad en tu economía, casi nulas.
Viene a cuento del curioso ranking elaborado por Facua-Consumidores en Acción sobre las multas impuestas en nuestro país a las empresas que han llevado a cabo fraudes masivos. 
Aunque cualquiera de nosotros tiene en la memorias multas multimillonarias en EEUU, la asociación recuerda que aquí las sanciones más altas realmente no lo son tanto: en 1999, 118,3 millones de euros al chiringuito financiero Transworld Financial Services; 44,5 millones a Movistar “por incurrir en abuso de posición dominante junto a Vodafone y Orange al cobrar precios excesivos en el servicio mayorista que prestan a los operadores móviles virtuales”; y en el ámbito autonómico, peor: 2,9 millones de euros de la Comunidad de Madrid a Movistar por el fraude del redondeo, “que representó, según Facua, el equivalente a los ingresos que obtenía la empresa cometiéndolo durante un par de días”.
En nuestro entorno más cercano, la impuesta en 2009 en la UE al grupo Intel, ¡1.060 millones! “por abusar de su posición dominante para expulsar a sus rivales, especialmente a AMD, del mercado de microprocesadores”.
En EEUU, la sanción más alta fue de unos ¡12.600 millones de euros! ( más o menos, según Facua, los beneficios brutos del año 2013 ) y la “víctima”, el Bank of America “por la comercialización de hipotecas basura o subprime que derivó en la devastadora crisis financiera”.
Aquí, los fraudes se saldan con amagos, amenazas y pequeñas “carantoñas” poco disuasorias. Como dice la organización de consumidores, que pone en acento en el escaso control de las autoridades de consumo de las comunidades, “no usan el criterio de proporcionalidad con la gravedad de las irregularidades”. Podríamos citar ejemplos de temas simples como las pulseras “curalotodo” que terminaron siendo lo que todos sabíamos, una estafa.
O fraudes en cientos de productos adelgazantes. O el negocio de algunos con los jamones ibéricos… Y creo que no hace falta recordar los sellos, las preferentes, las hipotecas suelo o las cláusulas abusivas de tantos y tantos productos bancarios, compañías aéreas, etc. Se ha dado el caso de que se han reconocido la ilegalidad de ciertas hipotecas ¡y no se ha obligado a devolver el dinero cobrado en exceso a los usuarios!
A veces da la sensación que siempre se mira mucho más por la salud (económica) de los infractores que por la enfermedad de las víctimas…
No hay duda: me sumo a la petición de Facua de “controlar eficazmente los fraudes que se producen en el mercado” y aplicar sanciones proporcionales a su gravedad”. Para el ámbito autonómico y para todos los ámbitos. Estamos en un terreno donde se necesitan algunas sanciones de verdad ejemplarizantes. Mientras esto no ocurra, cambiando lo que haya que cambiar, estafar al usuario seguirá siendo un buen negocio para muchos. Pero me parece que, lamentablemente, hablamos de utopías…
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